La ocupación ilegal de propiedades es un problema actual que en los últimos años ha estado adquiriendo un gran protagonismo. Las sucesivas crisis económicas han provocado un incremento de las familias en riesgo de exclusión, con empleos precarios o cargas a las que no pueden enfrentarse, lo que en ocasiones se traduce en su entrada a una vivienda sin registrar un contrato de alquiler o autorización emitida por los propietarios.

Lo cierto es que un okupa va mucho más allá del impago de un alquiler, pues emplean la vía de ocupación ilegal de viviendas para obtener los suministros básicos sin gastos: luz, agua, gas, conexiones, etc. Ante uno de estos casos, poder contar con un detective privado que garantice una investigación en profundidad, discreta y con pruebas contrastadas, se hace completamente necesario. Contar con el respaldo de un profesional privado proporciona seguridad ante el proceso judicial que se deberá llevar a cabo para reclamar la desocupación de la propiedad.

La intervención del detective privado es fundamental

La ocupación ilegal de un inmueble acarrea una situación de gran dificultad para los propietarios de la misma. Ante ello, el detective privado posee las herramientas y conocimientos necesarios para que la resolución del conflicto resulte favorable.

Este se encargará de la recopilación de pruebas lícitas que demuestren la usurpación del inmueble y el fraude en su uso, lo que resultarán de gran utilidad ante los tribunales. Para solicitar el desahucio, el detective privado aporta informes sobre el grado de vulnerabilidad de los individuos y la situación ocupacional de la vivienda.

En Brinvest estamos especializados en las investigaciones privadas en Barcelona desde hace más de 40 años.

Si actualmente te encuentras en esta situación, no dudes en ponerte en contacto con nosotros. Estaremos encantados de atenderte e intervenir en la resolución del caso.

Profesionalidad, eficacia y rapidez en los resultados es lo que nos caracteriza como empresa de detectives privados. Solicita presupuesto, ¡y déjalo en nuestras manos!